Diferencias entre el reishi silvestre y de cultivo
Con la temporada de setas, son muchas las dudas que pueden darse acerca de las diferencias que existen entre el reishi silvestre y el reishi de cultivo. Surgen muchas preguntas sobre los aspectos característicos de cada uno de ellos, por lo que es conveniente saber con exactitud las ventajas y los inconvenientes de ambos.
El reishi silvestre y la contaminación que va directamente al consumidor
Cuando se recogen setas silvestres y en lugares que no están limpios, se corre el riesgo de que estén contaminadas. En el reishi silvestre, si se diera dicha contaminación, pasaría al consumidor de manera inmediata. Al producirse este episodio, se correría el riesgo de una intoxicación, más aun si la persona que lo consume desconoce la procedencia del hongo.
Además, los factores medioambientales son fundamentales para el desarrollo del reishi, que sufre las consecuencias de las lluvias, las heladas o, por el contrario, las temperaturas extremas. Pero no solo los factores referentes al clima tienen una gran importancia en el desarrollo de los hongos, sino que también los animales que habiten en las zonas donde crezcan pueden hacer que su genética varíe cada temporada. La orina e incluso la aparición de babosas hacen que los hongos puedan llegar a infectarse. De esta manera, será el consumidor quien deba ser consciente de hacer una buena desinfección antes de llevar a cabo su preparación. A día de hoy, existen diferentes productos que ayudan a realizar una correcta desinfección del hongo.
El reishi de cultivo: control desde el principio
En los cultivos, se controla estrictamente la composición del alimento que se da al hongo. De esta manera, el riesgo de que existan sustancias nocivas para el consumidor es prácticamente inexistente.
Al estar controladas las condiciones meteorológicas en todo momento, estas no influyen directamente en el desarrollo de las setas. En este caso, es indiferente el periodo en el que se recojan, ya que siempre tendrán la misma calidad e, incluso, el mismo sabor. En este tipo de cultivos no hay diferencias geográficas, así que es indiferente el lugar en el que se desarrollen las setas. Esta es otra diferencia con respecto a las silvestres, ya que, en su caso, el lugar geográfico sí condiciona el correcto desarrollo de la especie.
Otra de las ventajas de las setas cultivadas hace referencia a los aspectos sanitarios. A diferencia de las silvestres, las setas de cultivo están vigiladas y cuidadas, por lo que no existe riesgo de intoxicaciones ni de que elementos externos puedan atacarlas. Por ello, son las especies cultivadas las que se comercializan, para que el consumidor pueda estar totalmente seguro de que ese producto no es perjudicial para su salud. Las intoxicaciones por el consumo de setas en mal estado se producen porque han sido recogidas en lugares no indicados y por personal no experto en la materia.
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